Ensayo — La asertividad: una llave para transformar nuestras relaciones
Introducción
La forma en que nos expresamos tiene un gran impacto en la calidad de nuestras relaciones y en cómo nos sentimos con nosotros mismos. Muchas veces, por miedo a incomodar o por no querer entrar en conflicto, guardamos lo que pensamos y sentimos. Otras veces, hablamos sin filtro y terminamos lastimando a quienes nos rodean. Entre esos dos extremos existe un camino que combina honestidad y respeto: la asertividad. Este ensayo busca reflexionar sobre cómo aprender a comunicarnos de manera asertiva puede cambiar la forma en que vivimos y nos vinculamos con los demás.
Desarrollo
Hablar de manera asertiva no significa ser agresivo ni ser sumiso. Se trata de expresar lo que sentimos y pensamos con claridad, sin atacar ni dejar de lado nuestras necesidades. Una persona asertiva logra decir “no” cuando algo no le parece, o pedir ayuda cuando la necesita, sin sentirse culpable ni herir al otro.
Muchas veces se cree que para evitar problemas es mejor quedarse callado o aceptar todo, pero esto solo hace que se acumulen molestias que, con el tiempo, explotan en forma de discusiones fuertes o distanciamientos. La asertividad ayuda a prevenir estos conflictos porque invita a expresar lo que ocurre dentro de nosotros de manera abierta y tranquila.
Un aspecto importante de la asertividad es aprender a usar las palabras correctas y un tono adecuado. No basta con decir lo que pensamos; también es clave hacerlo de forma respetuosa y amable. Además, no se trata solo de hablar: escuchar con atención al otro también es parte esencial de una comunicación sana. Escuchar nos permite comprender mejor las necesidades y puntos de vista de la otra persona, fomentando un ambiente de confianza y cooperación.
Con el tiempo, practicar la asertividad fortalece la seguridad personal y mejora el ambiente en el que nos movemos, ya sea en casa, en el trabajo o con los amigos. Aprender a poner límites y expresar lo que queremos nos ayuda a evitar malentendidos y a vivir con más calma.
Conclusión
Ser asertivo es mucho más que una técnica para hablar: es una manera de vivir con más autenticidad y respeto. Al atrevernos a decir lo que sentimos y pensamos, y al mismo tiempo escuchar con empatía, creamos relaciones más sinceras y menos conflictivas.
Reflexionar sobre este tema me ha ayudado a entender que la asertividad no es una habilidad con la que nacemos, sino que se va desarrollando poco a poco, con práctica y paciencia. Al ponerla en práctica, no solo mejoramos la manera en que los demás nos perciben, sino que también aprendemos a cuidarnos y valorarnos.
Comentarios
Publicar un comentario